Trascender esta Crisis

Justo cuando la oruga pensó que el mundo se acababa, se transformó en mariposa

El panorama ante nosotros; y la oportunidad:
El Panorama

La situación en México es seria.

Podrá haber pronto mucha gente desesperada por satisfacer sus necesidades más básicas de salud, alimentación y duelo. En términos de salud, no sólo por el virus, sino por la saturación de un sistema que ya distaba de ser óptimo. Esperemos que no se sume a esto algo como un huracán, con fuerza redoblada por los efectos del calentamiento global, o algún evento de esa índole. 

La pandemia ejercerá presión sobre la condición económica de millones de personas, lo cual seguramente generará un aumento de desorden social e inseguridad.

La presión en la frontera con Estados Unidos posiblemente se agrave. El ingreso a aquel país, que ha funcionado para México como una válvula de escape y una fuente de recursos repatriados, será cada vez más difícil; y la situación puede tomar sesgos militares.

A nivel mundial, la situación también es seria. Según el Secretario General de la ONU esta pandemia es el mayor reto que se ha tenido desde la Segunda Guerra Mundial. ¿Estará demarcando el cierre de un ciclo de 75 años, que comenzó con la detonación de las primeras bombas atómicas y la subsecuente ascendencia de la democracia liberal hermanada con la economía de mercado?

La democracia comenzó a desmoronarse hace unos años, en EEUU, que era su máximo proponente, así como en otros países donde se ha visto el ascenso del populismo de izquierda y de derecha, en parte porque la economía de mercado se convirtió en un capitalismo desbocado y fracasó en cerrar la brecha de iniquidad económica que, en vez de disminuir, ha aumentado en muchos países. Esto ha cambiando drásticamente el mundo en el que nacimos la mayoría de quienes estamos vivos hoy en día.

¿En vez de volver a la «normalidad» pronto, será que estamos en el cierre de una etapa más prolongada? ¿Sería muy descabellado irnos a la Atenas antigua, donde identificamos el origen del ideal democrático y la Civilización Occidental, para abrir el paréntesis que se cierra ahora?

Quizá cuando cayó el Muro de Berlin la democracia tuvo su mejor oportunidad, en 2,500 años, de mostrar sus supuestas virtudes. En lugar de ello se degradó y su ideal, que nunca fue plenamente expresado, se corrompió.

Las civilizaciones comienzan y terminan. La Occidental surgió de la Edad De Bronce, que colapsó en una especie de edad media que los historiadores llaman la “Era Oscura” de Grecia. No pensamos mucho en ello pero puede ser util recordar que una vez, por mas de 2,000 años, las civilizaciones de la Edad de Bronce formaron un mundo globalizado, que comerciaba del Mar Egeo al Valle del Indus, pasando por Egipto y Mesopotamia.

La Grecia que reemplazó aquello también nos trajo el juramento hipocrático. Es paradójico que, aun antes del virus, se había vuelto peligroso ir al hospital para aliviar un daño. En un giro perverso de las cosas, algunas de las bacterias más perniciosas, que responden cada vez con mayor dificultad a los antibióticos, habitan precisamente ahí.  Las enfermedades iatrogénicas, que resultan del ejercicio de la medicina moderna, ocupan un porcentaje cada vez mayor en las causas de mortalidad.

Otros elementos, como la extinción masiva de especies y el calentamiento global, nos hacen sentir que no son la política y la salud, con todos sus efectos sociales y económicos, las únicas crisis que podrían concatenarse en una cascada global, sobretodo en los países en desarrollo. México sería sólo un ejemplo que no pinta demasiado bien.

En tal situación esperaríamos que el método científico que ha venido guiando nuestra civilización desde el siglo XVI nos saque del atolladero, pero, oh suerte, éste también entró en crisis, hace 100 años. Hace falta entender mejor cómo están relacionadas la física de lo de lo grande, mediante la fuerza de gravedad, que incluye el cuerpo humano y el cosmos, y la de lo pequeño, los átomos por ejemplo, explicado mediante la teoría cuántica.

Son dos formas sumamente exitosas de entender las cosas, en términos de experimentación y tecnología. Aparecieron en el panorama de la ciencia hace unos 100 años, pero todavía no se llevan bien entre sí. También hace falta entender mejor el fenómeno de la conciencia y su papel en una realidad que asumimos es objetiva e independiente de quien la observa.

A lo mejor falta por entender una intersección entre la fuerza de gravedad, el ámbito cuántico y la conciencia, para poder explorar nuevas tecnologías y metodologías, y poder rescatar otras del pasado, que sienten las bases de un futuro donde esta conjunción de crisis haya sido ultrapasada.

La Oportunidad

Las crisis sacan a relucir lo peor, pero también lo mejor de la naturaleza humana, como la solidaridad que se dió en CDMX después del terremoto del 2017. Puede uno vislumbrar cómo la situación actual, por lo mismo que es más grave y global, podría llegar a dar forma a un gobierno solidario, útil, eficiente, genuino, sin grilla, no sólo en México, sino alrededor del mundo. 

No es difícil imaginar cómo la administración pública y privada, la salud, la educación, la economía, la producción agrícola e industrial, habrán, por necesidad, de terminar adoptando enfoques completamente distintos, basados en la expresión de una conciencia más evolucionada y su respectiva tecnología. Este proceso podría llevar a la humanidad a una plataforma de vida mucho más elevada, casi inimaginable, así como la tecnología que poseemos hoy era inimaginable hace 100 años. 

Pero el sentido común parece indicar que la transición, la eliminación de la tensión acumulada en un nivel más bajo de conciencia, podría no ser tan suave, ni tan corta. ¿De qué dependería?

Si se llegara a dar una situación globalizada de disrupción, emergencia y caos—médico, social, económico, político y militar—la calidad de la conciencia de cada quien en lo individual podría ser lo definitorio, también lo que distinga a los líderes y separe, como dice el dicho, a los hombres de los niños.

Pero en este contexto “conciencia» no sería el conjunto de ideas o filosofías que nos rigen, sino algo más fundamental, incluso fisiológico. 

Hoy en día, quienes enseñan las técnicas más avaladas de meditación, hablan de algo palpable en la gente que apenas inicia su práctica: tienen experiencias muy claras de un nivel de descanso en alerta, o nivel trascendental de la conciencia, que antes sólo se alcanzaba después de años. 

Los fisiólogos identifican este estado como un cuarto estado de conciencia, diferente al dormir, soñar o estar despiertos, y ven, como resultado de esta experiencia, un mejoramiento en la calidad de vida e interacción social, que es con más empatía. 

Parecería que podemos vislumbrar, en esta nueva claridad de experiencia individual, el testimonio de un proceso en marcha de elevación de una «conciencia colectiva,” cuya definición se acercaría más a la de un “campo” de la física, como el gravitacional o electromagnético, que a la prevalencia de una ideología. Este concepto «físico» de conciencia colectiva es nuevo, sin embargo ya cuenta con evidencia científica.   

Es la resultante del grado de coherencia o tensión de todas las conciencias individuales que la conforman. Una conciencia colectiva más coherente es el campo fértil para nuevas formas de pensar, más creativas y beneficiosas. Es algo así como el aire que todos respiramos, invisible pero omnipresente, cuya pureza incide directamente en nuestra calidad de vida.

Pero dicha elevación de la conciencia colectiva no ha bastado, evidentemente, para solucionar los problemas creados anteriormente.  A lo mejor sólo ha sacado a la superficie lo que tiene que cambiar y lo ha hecho más urgente. Llegamos a un estado de emergencia, pero quizá ésta no se encuentra primordialmente en el exterior; y lo que hace falta, más que nada, es recapacitar y enfocar sin demora lo que podemos y debemos hacer de cara a nuestro interior individualmente.

El concepto de la trascendencia es perfectamente asequible a una mentalidad moderna, además de algo fascinante (<—leer al respecto acá)

Parecería que lo que se impone ahora mismo es que cada quien examine la posibilidad de cultivar un estado trascendental. De hecho, la situación física de aislamiento, y la dinámica de la situación en general, presentan una oportunidad para un desarrollo exponencial de conciencia, no nada más para pasar el tiempo.

Podría ser el agente de cambio más significativo para dar una dirección constructiva a un cambio global rápido y profundo.

Pero la decisión de dejar que nuestra identidad individual se pierda en un océano de conciencia ilimitada, requiere valor: 

“Dicen que antes de entrar en el mar, el río tiembla de miedo… mira para atrás, hacia todo el día recorrido, para las cumbres y las montañas, para el largo y sinuoso camino que atravesó entre selvas y pueblos, y ve hacia adelante un océano tan extenso, que entrar en él es nada más que desaparecer para siempre. Pero no existe otra manera. El río no puede volver. Nadie puede volver. Volver es imposible en la existencia. El río precisa arriesgarse y entrar al océano. Solamente al entrar en él, el miedo desaparecerá, porque apenas en ese momento, sabrá que no se trata de desaparecer en él, sino volverse océano.”

—Khalil Gibran—  

Éste parece ser el momento idóneo para ensanchar la conciencia individual, para la disolución de la corriente individual de conciencia en la ecuanimidad del agua que está en el fondo silencioso del océano, a pesar de sus olas turbulentas en la superficie. Pero se necesita fe, fe en lo que las religiones de antaño llamaban «ser cobijados por la luz de Dios» (lo cual en esta era científica puede ser un lenguaje chocante y vetusto), fe porque antes de ser absortos por esa luz (llamémosla así de todas maneras) ésta nos parece, por necesidad, informe, abstracta, indefinible. 

Esto nunca se podrá objetivar, aunque sea la concreción de la abstracción pura. Es la disolución de los límites, no la consecución de “algo.» El ego está acostumbrado a la ilusión de consecución.

El Ser absorbe, disuelve la idea del “yo” separado, pero tenemos que permitirlo, con el discernimiento individual que descansa en una  comprehensión (que es más como captar que entender) universal.  

Se requiere confianza o valor, y no esfuerzo, para entrar en el estado meditativo aceptando con toda humildad cualquiera que sea la suma de nuestras situaciones y circunstancias, nuestro karma podríamos decir, con apertura de conciencia, con reverencia a lo imponderable… y dejar ir. 

No encontremos motivos para esperar, para posponer. Demos el salto. Cada uno. Individualmente. Permitamos ser absortos por lo trascendente. Podría ser que hoy por hoy no baste con nada menos.

6 comentarios sobre “Trascender esta Crisis

  1. Gran invitación para poder trascender y no seguir en lo mismo…Perder miedos, limpiar egos y crear con esta nueva oportunidad un camino nuevo… llegar a profundizar a través de la meditación un estado de plenitud en paz y amor….

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  2. Es un gran esfuerzo por compartir de una manera sencilla y clara, las inquietudes de una mente brillante.
    Es como si estuviéramos la humanidad al centro de un huracán, en cuyo centro existe una calma aparente y en el exterior deambulan los fantasmas de lo que podrá ser nuestro futuro próximo, qué debemos aprender, qué debemos dejar atrás y de qué manera podemos prepararnos para enfrentarnos a lo desconocido.
    El miedo engrandece exponencialmente nuestros fantasmas y la comunicación cibernética cuajada de basura puede llegar a
    Hacernos rozar la locura.
    Una lectura elocuente, basada en muchos años de experiencia, es una palmada de consuelo a nuestras almas vulnerables y expuestas!
    Felicidades !

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  3. gusto volver a saber de ti. fui de los primeros practicantes de siddhis MT en mexico, 2da generación. recibi mi platica de introduccion de tu parte…desde 1974, sigo practicando la técnica MT y es muy cierto que ahora la conciencia colectiva está más cerca de la MASA CRITICA, EL EFECTO MAHARISHI como se llegó a denominar. apenas el pasado 4 de abril, millones nos reunimos en todo el mundo a meditar, orar o lo que sea, para mejorar, elevar la vibración. estoy seguro que el efecto fue poderoso y esperamos volver a hacer reuniones así.

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